Chema Sánchez Alcón, autor de Narragoniem: "Quiero que el lector desee, quiera, aspire a ser eso, un narragoniano, un habitante de esa utopía inventada hace quinientos años y apenas conocida por la historia literaria"

Ediciones Atlantis publica ‘Narragoniem’, una novela urbana escrita por el autor cacereño residente en Valencia, Chema Sánchez Alcón que trata el tema de la discapacidad intelectual, junto al arte, el pensamiento y la política. Un libro que nos hace partícipes de la terrible historia sobre un político franquista contada por “esos personajes de los cuadros”, que “alzaron su voz y el autor los escuchó”.

¿Cómo surgió la idea para escribir esta novela?
Desde hace unos 10 años soy colaborador de Plena Inclusión Valencia, una federación que defiende a las personas con discapacidad intelectual. Hace siglos estas personas eran denominados con nombres que ya son parte de su estigma: idiotas, imbéciles, subnormales. Empecé a indagar en los archivos de los viejos manicomios y me encontré con historias de seres humanos olvidados y humillados. Después, levanté los ojos y repasé la historia del arte y me encontré que algunos cuadros de famosos pintores también reflejan ese mundo de los ofendidos a los que se le ha aniquilado la dignidad humana. Esos personajes de los cuadros alzaron su voz, el autor los escuchó y me contaron la terrible historia de un político franquista.

¿Cómo es la evolución de la trama y los personajes?
En 1972, mi tío carnal, el sargento Olivera, comenzó a trabajar para el SECED (el primer nombre del CNI, Centro Nacional de Inteligencia). Allí, uno de los políticos más influyentes de la época, le dejó sobre su mesa una caja con una inquietante confesión, la confesión de un crimen. Días después el político murió en extrañas circunstancias. Mi tío leyó aquellos legajos y guardó aquella caja en un armario hasta unos días antes de su muerte. Mi profesión es la docencia, doy clases de Historia y la relación con mi tío, el hermano de mi padre, ha sido siempre excepcional pero él nunca me habló de su etapa en el Centro Nacional de Inteligencia. Hasta que, como digo, unos días antes de morir me entregó esa caja y con ella esa historia, la historia del Señor Letrado (he ocultado su nombre en todo momento porque considero que lo importante no es el pecador sino el pecado). Una historia que lleva incorporado un dilema: ¿qué debo hacer?
Hasta aquí la historia sin más. A partir de aquí surge la alucinación, la extravagante y a la vez abominable historia de un hombre solitario que, incapaz de comunicar sus sentimientos, incapaz de revelar sus secretos, comienza a comunicarse con las criaturas más insospechadas, los habitantes tullidos de los cuadros, enanos, bobos, locos, idiotas... La obra en realidad es un diálogo entre el personaje, el Señor Letrado, el monstruo y los bobos que la historia del arte nos ha legado y que cobran vida en la mente del protagonista. Incapaz de soportar la lucidez de su amargura, el Señor Letrado se encierra en su caverna particular, la Cueva, y allí se convierte a su vez en un pintor expresionista obsesionado con la obra de Willem de Kooning, un pintor holandés del siglo XX al que desea emular.
¿Cuál es ese ignominioso secreto que el Letrado no quiere revelarle a los bobos? ¿Qué papel tienen en la obra los “informantes” y un “maestro” de su pueblo natal? ¿Qué papel tiene la adolescencia del hombre y aquel amor primero con una de las criadas de la casa del todopoderoso padre?
Me gustaría que fuera el lector quien indagase en la respuesta a estas preguntas.

¿Qué quieres transmitir al lector con ‘Narragoniem?
Narragoniem está escrita, je je,  para inventar una nueva clase cultural: los “narragonianos”. Y para eso hay que saber qué significa “narragoniem” y la respuesta me envía a la siguiente pregunta que este autor también se negará a contestar porque quiero que el lector desee, quiera, aspire a ser eso, un narragoniano, a saber, un habitante de esa utopía inventada hace quinientos años y apenas conocida por la historia literaria.

¿De dónde surgió el título?
El título es la traducción al latín de una obra escrita en 1494, Das Narrenschiff, y que por cierto tuvo mucho éxito. Fue traducida a varias lenguas y luego pasó a la historia, fue olvidada, como los protagonistas de esta obra. Esperemos que nuestra obra tenga también éxito en esta reencarnación después de quinientos años.
Pero, insistimos, qué sea “narragoniem” o “narragonia” en castellano debe descubrirlo el lector como parte de la trama.

Imagino que será difícil elegir...¿Qué frase de la obra remarcarías?
Elijo una frase que es también una deuda con la historia del arte en la cual me inspiro y que sirve como hilo conductor del sentido de la obra: el sueño de la razón crea monstruos.

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